Síntomas y causas del envejecimiento facial
¿Qué es el envejecimiento facial?
El proceso de envejecimiento facial es una realidad natural, derivada del paso del tiempo, que implica cambios tanto en la apariencia como en el funcionamiento de nuestro rostro.
Aunque es imposible detener completamente este proceso y el deterioro asociado de las estructuras faciales, existen medidas que podemos tomar para prevenir, retrasar o incluso revertir algunos de estos cambios no deseados que surgen con el pasar de los años.
Factores por los que envejece nuestro rostro
– Piel
En ocasiones, estos cambios son atribuibles al proceso natural de envejecimiento, pero en su mayoría son consecuencia de una exposición prolongada al sol sin protección adecuada.
Además, la disminución en la producción de colágeno y elastina provoca la aparición de flacidez y arrugas en la piel.
La reducción en la actividad de las glándulas sebáceas también ocasiona que los vasos sanguíneos se vuelvan más frágiles y secos, lo que se traduce en una mayor deshidratación facial.
– Sistema Músculo Aponeurótico Superficial o SMAS
A medida que envejecemos, el sistema músculo-aponeurótico superficial (SMAS), que actúa como una especie de red de soporte para los músculos faciales, puede perder su firmeza y tensión natural. Esta pérdida de firmeza hace que los músculos faciales se desplacen de su posición original, lo que a su vez conduce a la aparición de flacidez en la piel. Esta flacidez puede ser más notable en áreas como la mandíbula, el cuello y las mejillas, donde la piel tiende a ceder más fácilmente.
Es importante tener en cuenta que este proceso es parte natural del envejecimiento y puede ser influenciado por factores como la genética, la exposición al sol y los hábitos de cuidado de la piel a lo largo de la vida.
– Los Huesos
La disminución en el proceso de regeneración ósea es un factor clave en la reducción del volumen de los huesos faciales a medida que envejecemos. Esta pérdida de volumen puede dar lugar a la formación de hendiduras o depresiones en áreas específicas, como por ejemplo, debajo de los pómulos y alrededor de los ojos.
Estas hendiduras pueden afectar la apariencia facial, creando un aspecto de hundimiento o pérdida de definición en ciertas áreas.
Es importante destacar que este proceso de pérdida de volumen óseo es una parte natural del proceso de envejecimiento, pero también puede ser influenciado por factores genéticos, estilo de vida y exposición a factores ambientales a lo largo del tiempo.
– La Grasa Subcutánea
Con el paso de los años, ocurren cambios significativos en las estructuras faciales. Las estructuras de soporte, como el colágeno y la elastina, tienden a relajarse, lo que resulta en una redistribución de la grasa subcutánea que normalmente da volumen y definición a ciertas áreas del rostro, como los pómulos. Esta redistribución de la grasa conduce a la migración descendente de tejidos, haciendo que los pómulos pierdan volumen y las mejillas se desplacen hacia abajo.
Como resultado, se forman surcos y líneas de marioneta alrededor de la boca, y se desarrollan hendiduras debajo de los ojos y en las mejillas, conocidas como cocochas. Además, se produce un hundimiento malar o depresión debajo de los párpados inferiores.
Estos cambios en la distribución de la grasa y en la estructura facial contribuyen a la pérdida de definición y a la aparición de signos visibles de envejecimiento en la cara con el tiempo.
– Los Ligamentos en los Músculos Faciales
Cuando los ligamentos que sostienen los tejidos blandos de la cara pierden su tensión, las almohadillas de grasa tienden a descender, lo que causa la formación de surcos, como los que se observan en la barbilla.
La contracción constante de los músculos faciales puede provocar hipertrofia, lo que resulta en la aparición de arrugas en áreas como la frente, alrededor de los ojos (patas de gallo) y alrededor de la boca.
– Factores Externos al Envejecimiento Facial Natural
Además del envejecimiento facial natural, hay una serie de factores externos que también pueden influir. Entre ellos es posible destacar:
- La exposición solar.
- La falta de descanso.
- Factores genéticos.
- Contaminación ambiental.
- Estrés.
- Consumo de alcohol.
- Consumo de tabaco.
- Una alimentación poco saludable.
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